Cuando llega el calor y la piscina se convierte en el centro de nuestras tardes, muchos se preguntan si tiene sentido cubrirla. Tapar la piscina en verano no es tan extraño como parece: protege, ahorra y facilita el mantenimiento. Y aunque pueda sonar raro al principio, descubrirás que es una de esas decisiones que te hacen la vida más fácil al final del día.
Más allá del mito: tapar la piscina en verano sí tiene sentido
La mayoría asocia las cubiertas de piscina con el invierno, pero en verano pueden ser igual de útiles. ¿Por qué? Porque mantienen el agua más limpia, reducen la evaporación y protegen de hojas, insectos y polvo que pueden caer durante el día. Al final, menos suciedad significa menos productos químicos y menos tiempo invertido en limpiar.
Un agua más limpia y segura para todos
Una cubierta en verano actúa como un escudo. No es ningún secreto: cuando el agua se mantiene clara, la experiencia es más agradable y segura. Los niños pueden jugar sin tropezarse con insectos o ramas y tú te evitas estar retirándolos a cada rato. Además, reduces el uso de productos químicos, algo que se agradece tanto por salud como por costes de mantenimiento.
Para profundizar en cómo proteger tu piscina fuera de temporada, puedes leer este artículo sobre cómo proteger la piscina en invierno, que aunque se centra en los meses fríos, te dará ideas que también aplican en verano.
Menos evaporación y ahorro de agua
Uno de los problemas más comunes en verano es la pérdida de agua por evaporación. Tapar la piscina durante las horas de más calor puede reducirla de forma notable. Si vives en zonas donde las restricciones de agua son una realidad, este gesto no solo te ahorra dinero, también demuestra responsabilidad.
A menudo se piensa que vaciar la piscina es una buena idea en ciertos periodos, pero no siempre es así. Ahora que está acabando el verano, si te interesa, puedes leer si hay que vaciar la piscina en invierno para conocer las recomendaciones de los expertos sobre cuándo hacerlo y cuándo no.
Tapar la piscina en verano: un aliado para el confort
Otra ventaja de tapar la piscina en verano es que el agua se mantiene a una temperatura más estable. Puede parecer un detalle menor, pero ¿a quién no le gusta entrar a una piscina con agua a gusto y sin que esté helada a primera hora de la mañana? Las cubiertas funcionan como una especie de manta que retiene el calor acumulado durante el día, algo especialmente útil en piscinas climatizadas. En este sentido, te puede interesar nuestro artículo sobre claves para el mantenimiento de piscinas climatizadas, lleno de consejos para prolongar su vida útil.
Más allá del verano: una visión integral
Tapar la piscina en verano es parte de una estrategia más amplia de cuidado. Si te gusta tener todo bajo control, piensa que esta práctica es solo una pieza más de la metodología. Igual que se usan cubiertas en invierno, también se pueden aprovechar en verano para mejorar el rendimiento y prolongar la vida de la piscina.
Para conocer las ventajas específicas de las cubiertas según la temporada, échale un ojo a cubiertas de invierno para piscinas: sí o no, donde encontrarás comparativas y consejos prácticos.
Aspectos básicos para mantener tu piscina impecable
Además de cubrirla, hay gestos sencillos que marcan la diferencia:
- Evita productos agresivos como los que contienen sulfato de cobre.
- No uses pastillas de cloro directamente sobre paredes o suelo para prevenir manchas de óxido.
- Para limpiezas profundas en piscinas de poliéster, apuesta por ácido clorhídrico rebajado al 50 % con agua.
- Revisa periódicamente el estado del sistema de filtración.
Estos hábitos, sumados a la costumbre de tapar la piscina en verano cuando no la usas, prolongan su buen estado y hacen que la experiencia sea mucho más cómoda y económica.
Una piscina siempre lista
La pregunta “¿es bueno tapar la piscina en verano?” tiene una respuesta clara: sí, y por varias razones. Proteges el agua, ahorras tiempo y dinero, evitas problemas de mantenimiento y, de paso, contribuyes a cuidar un recurso tan valioso como el agua. Puede parecer un gesto pequeño, pero marca la diferencia entre una piscina que siempre está lista y una que necesita horas de limpieza y productos cada semana.