Cuando hablamos de piscinas de cloro o piscinas de sal, nos estamos refiriendo al agua que se utiliza, pues la infraestructura es siempre la misma. Te indicamos las ventajas y desventajas de cada caso para que elijas con criterio.
Piscinas de cloro o de sal, ¿cuál te conviene más?
En primer lugar, hemos de decir que, para elegir piscinas de cloro o piscinas de sal, es esencial el entorno y las necesidades. No es lo mismo utilizar la piscina de vez en cuando que hacerlo todos los días, ni tampoco es lo mismo una piscina más o menos grande.
Básicamente, las piscinas de agua con sal son aquellas que utilizan una salinizadora específica, que realiza el proceso de electrólisis. Una piscina de cloro, más habitual, es aquella de agua dulce a la que se le añade cloro para limpiar y desinfectar.
Podemos decir, de forma general, que una piscina de cloro es más funcional para un uso ocasional y sin demasiadas pretensiones. Las piscinas de sal son mejores si quieres evitar efectos secundarios en la piel o una sensación más natural.
En cualquier caso, siempre hay que hacer labor de mantenimiento para mantener la piscina limpia durante todo el año. Dicho esto, aquí van los pros y los contras de cada tipo de piscina:
1. Costes de instalación
Por lo general, el coste de una piscina de sal es más elevado porque requiere de una inversión mayor para adquirir el dispositivo que hace la electrólisis. Esto no sucede con las piscinas de cloro, que, de media, son mucho más económicas.
2. Mantenimiento de las piscinas de cloro o sal
La gran virtud de las piscinas de sal es que el mantenimiento es más económico que las de cloro. Esto no significa, necesariamente, que una piscina de cloro sea cara, pero sí obligará a realizar labores de mantenimiento más continuas (una vez a la semana, como mínimo). Con una piscina de sal, como el cloro se genera de forma natural, no es necesario el mantenimiento manual.
No obstante, ese no es el único elemento que considerar en el mantenimiento: el material de fabricación influye, y mucho. Por eso, las piscinas de poliéster ofrecen un valor añadido porque su mantenimiento es más económico.
3. Rapidez en la acción desinfectante
El cloro tiene un efecto más rápido en la desinfección, de ahí que tenga esa ventaja. Si lo que buscas es limpieza en poco tiempo, evidentemente las piscinas de cloro son preferibles a las de sal. Ese es el motivo por el que, para baños colectivos, son más comunes.
4. Consecuencias en la piel y el cuerpo
Las piscinas de cloro tienen un efecto secundario: esa sustancia genera irritación, y no solo ocular; en algunos casos, puede generar reacciones alérgicas en la piel. La sal, al ser más natural, no tiene tantos problemas en ese sentido. Y, además, no necesitas utilizar tantos productos químicos ni transportarlos, de manera que, a la larga, es más sostenible.
5. Olores de la sal y del cloro
Los olores son otro de los problemas de las piscinas de cloro. Una piscina de sal no genera olores químicos y, por lo general, resulta más agradable en ese aspecto. No en vano, transmite esa sensación de naturalidad.
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